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Historia de la okupación: del punk a la reivindicación social

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La okupación de viviendas y espacios públicos ha sido un tema controvertido en España durante décadas, desde sus primeras apariciones en los años 80 hasta la actualidad. Este movimiento ha pasado por diferentes fases y etapas, desde el punk y la contracultura hasta convertirse en una reivindicación social necesaria para muchas personas que no tienen acceso a una vivienda digna.

En los años 80, la okupación se convirtió en un movimiento popular entre jóvenes que se identificaban con la contracultura y el punk. Estos jóvenes se instalaron en edificios abandonados en el centro de las ciudades, creando espacios autogestionados y liberando viviendas que estaban vacías y en desuso. Estos okupas se autodenominaban como “squatters” o “okupas”, y se caracterizaban por su estilo de vida alternativo y su compromiso político y social.

Uno de los primeros grupos de okupas que se estableció en España fue el colectivo Lagunillas, en Málaga, en el año 1982. Este grupo okupó un edificio abandonado en pleno centro de la ciudad, conocido como la Casa de los Yrazu, y lo convirtió en un centro social y cultural autogestionado. Este centro se convirtió en un importante espacio de encuentro y organización para diferentes colectivos sociales y políticos, y se celebraron allí manifestaciones y actos culturales de diversa índole.

A lo largo de los años 80 y 90, la okupación se extendió por toda España, convirtiéndose en un fenómeno social cada vez más común en las grandes ciudades. Estos okupas se organizaban en colectivos, que gestionaban de forma autónoma los edificios okupados, estableciendo unas normas de convivencia y unas estructuras de trabajo y colaboración.

En estos primeros años, la okupación tenía un carácter más festivo y reivindicativo, y no se enfocaba tanto en la lucha por el derecho a una vivienda digna. Sin embargo, poco a poco, los okupas fueron tomando consciencia de la necesidad de luchar contra la especulación inmobiliaria y la gentrificación de las ciudades, así como de defender el derecho a la vivienda como un bien social y no como un negocio privado.

En los años 90, la okupación se convirtió en un movimiento cada vez más politizado y organizado, y se comenzaron a crear redes de apoyo y coordinación entre diferentes colectivos a nivel nacional e internacional. En el año 1993, se celebró en Madrid el Primer Encuentro Estatal de Colectivos Okupas, que reunió a más de 300 activistas de toda España. En este encuentro, se debatieron temas como la legitimidad de la okupación, la lucha contra la especulación inmobiliaria y la reivindicación del derecho a la vivienda.

En los primeros años del siglo XXI, la okupación sufrió un retroceso a causa de la crisis económica y de la represión policial y judicial. Muchos de los espacios okupados fueron desalojados brutalmente por la policía, y se iniciaron procesos judiciales contra los activistas implicados. Sin embargo, en los últimos años, la okupación ha vuelto a cobrar fuerza como una herramienta de lucha antiespeculativa y de reivindicación del derecho a la vivienda.

En la actualidad, la okupación se ha convertido en una reivindicación social necesaria para muchas personas que no tienen acceso a una vivienda digna. La crisis económica y el aumento de los precios del alquiler y de la compra de vivienda han generado una situación de emergencia habitacional en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. Ante esta situación, muchos colectivos okupas han vuelto a la carga, ocupando edificios abandonados y creando espacios autogestionados en el centro de las ciudades.

Estos okupas ya no son solo jóvenes punks o alternativos, sino que se trata de personas de todas las edades y clases sociales que se han visto obligadas a ocupar una vivienda o un espacio público para poder sobrevivir en una sociedad cada vez más desigual. Los colectivos okupas actuales han dejado atrás la imagen estereotipada del okupa punk y se han convertido en un movimiento más amplio y diverso, que lucha por el derecho a la vivienda digna y por el uso social de los espacios públicos.

La okupación sigue siendo un tema polémico en España, y son muchos los que critican a los okupas por su supuesta ilegalidad y por considerar que se apropian de espacios que no les pertenecen. Sin embargo, los colectivos okupas defienden que la okupación es una herramienta legítima de lucha contra la especulación inmobiliaria y de reivindicación del derecho a la vivienda, y que muchas veces el Estado no está dispuesto a poner solución a la situación de emergencia habitacional.

En definitiva, la historia de la okupación en España es la historia de un movimiento social y político que ha evolucionado desde los años 80 hasta la actualidad, pasando por diferentes fases y etapas. La okupación ha sido y sigue siendo una herramienta de lucha contra la especulación inmobiliaria y de reivindicación del derecho a la vivienda digna, que ha encontrado su legitimidad en la necesidad de muchas personas de tener un lugar donde vivir y un espacio donde encontrarse y organizarse. La okupación ha dejado atrás la imagen estereotipada del okupa punk y se ha convertido en un movimiento más amplio y diverso, que lucha por un mundo donde el derecho a la vivienda esté garantizado para todas las personas.
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